El mensaje oculto del fin de octubre
Semana 27 oct – 2 nov
La energía de la semana: “El velo y la llama”
Hay un silencio peculiar en el aire. Octubre se apaga. El mundo se inclina hacia dentro. Las hojas que caen no solo anuncian el final del mes: marcan un pasaje invisible hacia el territorio de Escorpio, donde lo vivo y lo muerto conversan en voz baja.
Samhain, Día de los Muertos, Halloween… distintos nombres para una misma verdad: el velo es más delgado y la memoria más cercana.
Esta semana nos invita a honrar lo que ya no está. Y también a mantener encendida la llama de lo que sigue ardiendo dentro.
Marte, regente de Escorpio, dibuja un triángulo de agua con Júpiter y Saturno: poder, fe y estructura se entrelazan. La fuerza no nace del impulso, sino de la coherencia entre lo que sentimos, creemos y hacemos. Algo pide forma y coraje silencioso para sostenerlo.
El miércoles, Mercurio entra en Sagitario. Con él llega una chispa de fuego en medio del agua. Las palabras se vuelven torrente, las ideas quieren salir. Pero la prisa puede confundir dirección con verdad. En los próximos días, la comunicación será espejo del alma: lo que se diga sin filtro puede liberar o herir. Escuchar antes de hablar. Eso será lo sabio.
Mientras tanto, la Luna avanza desde Capricornio hasta Aries, trazando un arco de madurez emocional.
En Capricornio (27–28), tiempo de cimientos. Poner orden, asumir responsabilidades, reparar lo agrietado.
En Acuario (29–30), apertura del horizonte. Necesitamos comunidad, ideas frescas, respirar con otros.
En Piscis (31–1), el límite se disuelve. El alma se vuelve permeable, la intuición se agudiza. Tiempo de sueños, música, sentir sin entender.
En Aries (2), el ciclo vuelve a encenderse. El impulso de vivir reclama su sitio.
Entre tanto movimiento, Venus en Libra cruza un ángulo tenso con Júpiter en Cáncer. Lo que parecía armonía puede desbordarse. Lo que era equilibrio puede tornarse deseo urgente de afecto, celebración o exceso. No pasa nada. A veces la vida necesita desbordarse. La clave está en no confundir plenitud con evasión.
Bajo la superficie, Mercurio conversa con Neptuno y con Plutón: pensamientos que se abren al misterio, intuiciones que rozan lo oculto, conversaciones que transforman. Si estos días sientes que algo te habla desde el fondo —un recuerdo, un presentimiento, una voz que no viene del ruido— no lo descartes. La frontera entre mundos está abierta.
Es una semana para no huir de lo oscuro. Para dejar que la muerte hable su lenguaje de cambio. Para permitir que lo viejo se apague sin resistencia.
Y para encender, con intención, la vela que marca el camino de regreso.
Hasta aquí, lo que todos sentimos.
Pero hay algo más: una conversación privada entre el cielo y tu carta personal en base a tu signo. Una energía que solo tú puedes leer, porque solo tu signo sostiene esas casas, esos aspectos, ese grado exacto donde el tránsito te toca. Lo colectivo es la atmósfera. Lo personal es la decisión.
Y esta semana, cada signo recibe una instrucción distinta: a quién mirar, qué decir, dónde poner la fuerza, cuándo soltar. No es genérico. No es autoayuda cósmica. Es tu mapa, día a día, con la precisión que solo la astrología aplicada puede dar.
Si quieres saber qué hacer con el fuego y el agua de estos días, si buscas dirección y no solo poesía, tu signo te espera más abajo. Y te hablará con claridad.


