La semana que parece quieta… pero guarda un giro sutil
Del 29 del 9 al 5 del 10 hay un susurro cósmico con claves para tu signo.
Después de tantas semanas intensas, marcadas por eclipses, equinoccio y movimientos planetarios decisivos, el cielo parece abrir un claro silencioso. Como cuando tras una tormenta el aire se limpia y el bosque recupera su quietud, esta semana ofrece un espacio poco común: la sensación de que, por un instante, todo se detiene y se puede respirar con calma.
El recorrido de la Luna sostiene ese clima de pausa fértil. Comienza en Capricornio, recordando la importancia de los compromisos asumidos, la paciencia y la madurez necesaria para sostenerlos. A mitad de semana se desliza hacia Acuario, aportando un aire de comunidad y redes que nos recuerdan que el camino se hace compartido, incluso cuando sentimos que avanzamos despacio. Ya en el fin de semana, la Luna llega a Piscis y se funde con el Nodo Norte, como si abriera una rendija hacia el destino, un soplo de intuición que señala la dirección del alma.
El único aspecto mayor, la cuadratura de Mercurio en Libra con Júpiter en Cáncer el miércoles, actúa como chispa en medio de tanta quietud. Puede que las conversaciones se inflen más de lo necesario, que las ideas se disparen con entusiasmo o que las palabras busquen convencer antes de escuchar. Aun así, hay en este cruce de caminos una oportunidad de ensanchar la mirada: aprender a medir la palabra, a equilibrar lo que pensamos con lo que sentimos, y a recordar que la justicia no siempre está en tener razón, sino en encontrar el punto medio que permite avanzar.
El fin de semana toma un tono especial: Venus se alinea con el Nodo Sur en Virgo y la Luna con el Nodo Norte en Piscis. Es como una puerta doble que se abre: por un lado, se sueltan hábitos, perfeccionismos o exigencias que ya pesan; por otro, se intuye un cauce nuevo donde lo femenino, la compasión y el cuidado abren paso. Puede sentirse como un eco de los eclipses pasados, recordándonos que soltar y recibir son movimientos de la misma danza.
En conjunto, la semana no empuja, más bien invita. No hay grandes giros, sino señales suaves, hilos que se entretejen sin ruido. Es un tiempo para escuchar lo que el silencio deja al descubierto, para preparar los meses que nos llevan hasta el solsticio, y para recordarnos que en cada pausa también se gesta el movimiento.
A veces el cielo no se expresa con truenos, sino con hilos finos que solo descubre quien presta atención.
Este es uno de esos momentos: la semana no grita, susurra. Y justo en ese murmullo está la brújula que cada signo necesita.
Si quieres reconocer cómo se teje para ti —qué conversaciones se abrirán, qué hábitos se soltarán, qué intuiciones se encienden—, la lectura de tu signo es el mapa íntimo que lo revela.
Ahí es donde la pausa se convierte en dirección, y donde lo invisible empieza a hablarte en primera persona.
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