La semana que ilumina lo que estaba en sombra
Semana del 8 al 14 de diciembre de 2025
Algunas semanas el cielo parece hablar en voz baja, como si revelara algo que llevabas tiempo sintiendo pero no terminaba de tomar forma. Esta es una de ellas. El Sol continúa su avance por Sagitario y esa luz, amplia y directa, quiere mostrar un sentido nuevo, aunque todavía no esté del todo claro. La claridad no llega en línea recta esta vez. Llega a través de contrastes, tensiones, momentos donde lo evidente y lo invisible se superponen.
La Luna abandona Cáncer para entrar en Leo al inicio de la semana. Es un paso pequeño en apariencia, pero marca un giro emocional claro: del recogimiento al gesto, del refugio al deseo de expresarse. La base de estos días sigue teñida por la energía sagitariana —movimiento, búsqueda, intención—, aunque algo más se activa a partir del martes, cuando el Sol se une a Marte. Esa conjunción enciende un pulso interno que puede sentirse como urgencia o como dirección, según dónde te encuentres por dentro. No es una fuerza suave. Es un recordatorio de que algo pide avanzar.
Sin embargo, el Sol comienza una serie de tensiones que modifican el tono esta misma semana. La cuadratura con Saturno el martes, y más adelante la cuadratura con Neptuno el sábado, dibujan un paisaje donde lo que empuja hacia delante encuentra límites, cansancio o zonas de confusión. La energía sagitariana quiere abrir camino. Saturno pide paciencia. Neptuno disuelve certezas. Entre esos tres puntos se forma un triángulo que puede sentirse como un vaivén entre claridad e incertidumbre. Nada de esto es un error: es el clima perfecto para ver qué motivaciones son reales y cuáles solo ruido.
La Luna acompaña este movimiento con su propio recorrido delicado. Tras el fuego leonino, entra en Virgo el miércoles y se encuentra con Urano, Neptuno y Plutón en ángulos incómodos. La caída al detalle puede sentirse brusca: un exceso de análisis, una inquietud mental, la sensación de no llegar a todo. Esa tensión no viene para abrumar. Viene para ordenar. Virgo separa, discrimina, afina. Lo que al principio parece desorden es, muchas veces, un ajuste necesario.
Con la Luna aún en Virgo el jueves, la cuadratura a Venus afina la sensibilidad: temas afectivos, vínculos, deseos o expectativas pueden sentirse más expuestos. El viernes es probablemente el día más complejo emocionalmente. La Luna toca a Mercurio, Júpiter, Marte, Saturno y Neptuno en una secuencia que mezcla claridad y saturación, inspiración y cansancio. Son horas en las que el cuerpo y la mente pueden pedir silencio antes que respuesta.
Cuando llega el sábado, la Luna entra en Libra y el clima afloja. El cielo ofrece un respiro: sextiles suaves, equilibrio, la posibilidad de mirar las cosas desde otro ángulo. Ese mismo día, Venus forma un trígono con Quirón, un aspecto que rara vez pasa desapercibido. Es una apertura, una reconciliación silenciosa, un gesto que sana sin hacer ruido. Después de una semana intensa en lo mental y lo físico, este tránsito deja espacio para que algo se acomode por dentro.
El domingo, con la Luna balsámica en Libra, el tono se vuelve más introspectivo. La cuadratura a Júpiter y la oposición a Quirón cierran la semana con una mezcla de sensibilidad y necesidad de equilibrio. La fase balsámica siempre invita a soltar peso, a guardar silencio, a no forzar nada. Es el último aliento antes de una Luna Nueva, aunque esa llegue más adelante. Aquí simplemente se afloja, se observa, se permite.
El conjunto de estos días no trae un cierre abrupto como el de una Luna Llena, pero sí una revelación gradual. Una parte de lo que has estado sosteniendo desde hace tiempo empieza a mostrar su forma, a veces a través de tensiones, otras a través de gestos sutiles. Sagitario quiere que mires lejos, pero el cielo también te pide que mires dentro. No siempre se ven las dos cosas al mismo tiempo, y quizá esa incomodidad sea, precisamente, la señal.
A continuación, vemos cómo esta energía se despliega para cada signo.


