Saturno en Piscis y eclipse lunar: guía astrológica semanal

Claves de la primera semana de septiembre

Septiembre no comienza como un paseo ligero, sino como una travesía en la que el aire cambia de golpe. El regreso de Saturno a Piscis abre el telón con un movimiento hacia lo profundo: lo que en Aries pedía impulso y acción, ahora en Piscis invita a pausa, compasión y escucha. Es como si el mar volviera a subir después de meses de sequía, recordándote que no todo se sostiene con fuerza bruta, que a veces el verdadero trabajo es contener y sostener lo invisible.

El pulso de la semana se acelera con Mercurio entrando en Virgo. La mente busca orden, precisión, patrones que encajen. Hay una necesidad de discriminar lo útil de lo que sobra, de poner palabras claras allí donde el caos ha dejado marcas. Sin embargo, casi de inmediato, este mismo Mercurio choca con Urano en Géminis. Ideas brillantes que despiertan de madrugada, planes que se descolocan, giros que obligan a flexibilizar. Como si una hoja cuidadosamente doblada se abriera de golpe y mostrara un pliegue distinto al esperado.

El fin de semana concentra lo inesperado. Urano frena y gira en retroceso, multiplicando la probabilidad de que lo inesperado irrumpa en lo cotidiano. Y con la Luna creciendo hasta volverse plena en Piscis, el domingo llega el eclipse. No es una luz clara, sino un resplandor entrecortado: lo que parecía seguro se eclipsa, lo que estaba oculto emerge. Los eclipses son espejos incómodos; muestran lo que no querías mirar, lo que pide un cierre o una transformación radical.

La Luna recorre su propio viaje emocional: comienza en Sagitario (1 de septiembre) con la sensación de horizonte abierto, de preguntas que invitan a buscar respuestas más amplias. Luego en Capricornio (2 y 3) la energía se vuelve práctica, como si fuera necesario anclar los pies al suelo para no perderse. En Acuario (4 y 5) se activa la conciencia colectiva, la inquietud por lo que compartes con los demás. Y finalmente en Piscis (6 y 7), bajo el eclipse, el clima se torna líquido, vulnerable, intenso. Como si la semana entera desembocara en ese instante en que las mareas tapan y destapan lo que aún estaba escondido.

Es probable que sientas que nada avanza en línea recta, que lo que empieza con impulso termina en pausa, y lo que parece claro se tiñe de matices. El tránsito de esta semana pide aceptar contradicciones: estructura y disolución, orden y caos, claridad y sombra. No se trata de resolverlo todo, sino de sostener la respiración en medio del oleaje y dejar que el tiempo revele qué permanece y qué se diluye.

Ahí está la paradoja de esta primera semana de septiembre: no avanzar en línea recta, sino aprender a sostener la respiración en medio del oleaje, confiando en que el tiempo revele qué permanece y qué se diluye.

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Muchos de vosotros ya lo sabéis porque lo recibís semana tras semana y ya se ha convertido en un ritual de domingo, un momento íntimo de claridad antes de que empiece la semana.

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