Solsticio: cuando Capricornio enciende dos luces distintas
Mañana, 21 de diciembre de 2025, el Sol ingresa en Capricornio.
Con ese movimiento, comienza uno de los cuatro momentos más significativos del año: el solsticio. Un umbral donde algo se detiene, se invierte, se sostiene. Pero ese umbral no tiene el mismo rostro en todas partes.
En el hemisferio norte, la noche alcanza su máxima extensión. La oscuridad envuelve el paisaje, y la vida se recoge hacia dentro. Capricornio nace aquí como un centinela en medio del frío: firme, sobrio, consciente de que la luz tardará en volver. No hay prisa. Hay responsabilidad.
El impulso no es expandirse, sino consolidar lo esencial. Es tiempo de balance, de estructura, de asumir con madurez lo que se ha construido durante el año. La semilla está bajo tierra. Aún no se ve, pero todo el esfuerzo ahora consiste en protegerla hasta que pueda germinar.
En el hemisferio sur, en cambio, el sol se encuentra en su punto más alto. Los días son largos, la luz domina el paisaje, y la vida se muestra en plenitud. Capricornio emerge aquí no como quien se recoge, sino como quien sostiene lo que ya florece. La expansión ha ocurrido.
Ahora toca materializarla. No se trata de soñar o imaginar, sino de encarnar, asumir autoridad, dar forma concreta a lo que se ha gestado. La estructura no se construye en la oscuridad: se levanta bajo el sol más intenso. Y requiere la misma firmeza, pero con otra temperatura.
Como explico en mi artículo sobre la astrología en ambos hemisferios, no se trata de cambiar el zodíaco, sino de escucharlo desde donde sucede. Capricornio sigue siendo Capricornio: el signo que convierte el tiempo en algo con sentido, que sostiene lo que otros abandonan, que construye desde la coherencia. Pero la forma en que ese arquetipo respira cambia según la luz que lo ilumina.
Al norte, Capricornio es raíz que se hunde.
Al sur, es estructura que se alza.
Mañana, además, la Luna creciente en Capricornio refuerza ese impulso de ir tomando forma. No desde la emoción desbordada, sino desde la claridad de lo que es necesario. Hay un gesto de responsabilidad consciente en el aire. Algo que pide dejar de postergar y comenzar a sostener.
Además el Sol formará una cuadratura con Neptuno. Y ahí aparece la tensión: entre lo que debe ser firme y lo que todavía se desdibuja. Entre la voluntad de concretar y la niebla que aún rodea ciertos asuntos. Capricornio quiere certezas. Neptuno sugiere que no todo está tan claro como parece. Puede haber confusión en torno a metas, autoridad, propósito. O una tentación de evadirse justo cuando toca asumir.
El reto no es luchar contra esa incertidumbre, sino habitarla sin renunciar a la dirección. Avanzar aunque no se vea todo el camino. Sostener sin exigirse saberlo todo. Confiar en la estructura que ya existe, aunque una parte del paisaje siga envuelta en bruma.
Y como si eso no bastara, Venus formará también una cuadratura con Saturno. Las relaciones, los afectos, el deseo de cercanía... todo eso puede sentirse más pesado de lo habitual. Puede haber distancia donde se busca contacto. Frialdad donde se esperaba calor. O simplemente, la sensación de que amar también requiere madurez, no solo entusiasmo.
Venus-Saturno no corta vínculos. Los pone a prueba. Revela dónde falta estructura, dónde sobra dependencia, dónde hace falta más verdad y menos idealización. Es un aspecto que enseña que el amor profundo no es el que fluye sin esfuerzo, sino el que se elige conscientemente, incluso cuando pesa.
Dos luces, un mismo umbral
Capricornio no cambia de significado según el hemisferio. Lo que cambia es el momento del ciclo en que se activa.
Al norte, es quien guarda la llama cuando todo se apaga.
Al sur, es quien sostiene la luz cuando todo brilla.
En ambos casos, su tarea es la misma: convertir el tiempo en algo con propósito. Dar forma a lo que importa. No rendirse ante la dificultad. Asumir la responsabilidad de lo que se ha construido... o de lo que aún no se ha comenzado.
Este solsticio marca un giro. Algo se detiene. Algo comienza. Y en medio de esa pausa, Capricornio pregunta:
¿Qué vas a sostener?
¿Qué merece tu constancia, tu firmeza, tu tiempo?
No desde la obligación ciega, sino desde la claridad de saber que lo que construyas ahora determinará la forma del próximo ciclo.
Vivir el umbral con conciencia
Si sientes que este año ha sido intenso, confuso o lleno de cambios, este ingreso del Sol en Capricornio te ofrece una oportunidad: darle estructura a lo vivido. No para controlarlo todo, sino para reconocer qué sostienes, qué sueltas, qué merece seguir construyéndose.
Si estás en el hemisferio norte, este es tu momento de recogimiento con propósito. No huyas del balance. No temas mirar lo que ha quedado pendiente. La oscuridad no es castigo: es claridad sin distracción.
Si estás en el hemisferio sur, este es tu momento de materializar lo que has gestado. No te quedes solo en la visión. Encarna. Da forma. Asume la autoridad de sostener lo que ha florecido bajo tu cuidado.
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Mañana comienza un nuevo ciclo.
La pregunta no es qué va a pasar.
La pregunta es: ¿qué vas a sostener?
Un abrazo,
Francisco


