Última semana 2025: ¿sigues o paras?
Cruzar el umbral con los pies en la tierra
Esta semana no actúa como un simple puente entre dos calendarios. Es un umbral real, denso y consciente. El cielo no propone cerrar el año desde la euforia ni abrir el siguiente desde la fantasía. Lo propone desde un lugar mucho más sobrio: reconociendo lo que es, lo que pesa y aquello que merece continuidad. La concentración de planetas personales en Capricornio marca el tono general: se termina un ciclo mirando de frente la realidad, sin adornos innecesarios.
El pulso emocional se mueve con claridad a través del recorrido lunar. Los primeros días, con la Luna aún encendida en Aries, existe un impulso natural de rematar asuntos pendientes. No por urgencia externa, sino porque algo dentro sabe que no todo debe cruzar hacia el año nuevo. Cerrar no es renunciar. Es soltar peso.
A medida que la Luna avanza hacia Tauro, el clima se vuelve más lento y corporal. La Nochevieja se tiñe de una energía muy distinta a la habitual. Con la Luna exaltada en Tauro, el final de año invita a una celebración menos ruidosa y más sensorial, donde el cuerpo marca el límite y también el disfrute. Comer con atención, elegir bien la compañía, reducir estímulos innecesarios. El placer puede aparecer precisamente ahí: en lo sencillo, en lo cuidado, en lo que no se fuerza.
Este final de año no pide balances grandilocuentes ni promesas exageradas. Invita, más bien, a reconocer lo sostenido. Lo que ha permanecido pese al cansancio. Lo que se ha construido paso a paso, incluso sin aplausos. La energía taurina favorece una gratitud tranquila, sin dramatismo, donde no todo necesita ser nombrado para quedar resuelto. Algunas despedidas no necesitan palabras.
El cambio de calendario no se vive como un salto brusco. Se vive como un deslizamiento consciente. No hay prisa por formular propósitos ambiciosos. El cielo sugiere compromisos pequeños, realistas y con vocación de durar. Lo que se decide aquí nace del respeto por los propios límites, no de la exigencia de empezar “mejor” que nadie.
Con el Año Nuevo, Mercurio entra en Capricornio y la mente cambia de registro. Las ideas se ordenan, las palabras pesan más y aparece una necesidad clara de pensar a largo plazo. El inicio de 2026 no viene cargado de inspiración difusa. Viene cargado de criterio. Qué merece energía. Qué no. Qué puede esperar. No es frialdad. Es madurez.
El fin de semana introduce una tensión conocida y profundamente humana. La Luna en Cáncer se enfrenta al bloque capricorniano, activando el tira y afloja entre cuidar y cumplir, entre la necesidad de abrigo emocional y las responsabilidades que no se detienen. Puede que surja sensibilidad o cansancio, pero también una oportunidad valiosa: redefinir qué significa seguridad y desde dónde se construye realmente.
La semana termina con una nota más protectora. La Luna junto a Júpiter en Cáncer suaviza el ambiente y recuerda algo esencial: ningún proyecto tiene sentido si no incluye descanso, pertenencia y cuidado. El nuevo año no se inaugura corriendo. Se inaugura afianzando raíces.
Cruzar el umbral con conciencia
Esta semana no solo cierra un ciclo: enseña cómo cerrarlo. El cielo ha acompañado el final de 2025 con una invitación clara a bajar el ritmo, ordenar lo vivido y reconocer qué merece seguir y qué puede quedarse atrás sin culpa. No ha sido un cierre ruidoso ni épico, sino sobrio y verdadero. Como corresponde a los finales que dejan huella.
El año 2025 ha pedido madurez. Ha enseñado a distinguir entre deseo y necesidad, entre sostener y forzar, entre avanzar y repetir por inercia. Muchas estructuras internas se han revisado, muchos límites se han aprendido a la fuerza, y muchas certezas han caído para dejar espacio a algo más real.
Esta última semana actúa como síntesis silenciosa: cerrar con calma, elegir con criterio y descansar antes de volver a caminar. No se trata de llegar a 2026 con listas interminables de propósitos. Se trata de llegar con una base más habitable por dentro. Con menos ruido, menos prisa y más respeto por los propios ritmos.
Que 2026 empiece desde ahí:
desde lo que se ha asentado,
desde lo que se ha depurado,
desde lo que ya no necesita demostrarse.
Que sea un año de pasos firmes, decisiones claras y cuidado sostenido.
Un año donde la ambición no esté reñida con el descanso,
donde el vínculo no exija sacrificio constante,
y donde cada avance tenga sentido.
Que lo que llegue encuentre espacio.
Y que lo que se quede, lo haga con verdad.
Feliz 2026.
El único horóscopo con Brújula Anual: reoriéntate en 3 minutos cuando te pierdas en julio.
Y aunque soy poco de rituales, te propongo el siguiente para esta semana:
Ritual de Paso “Pies en la Tierra”
El Deslizamiento Consciente
Objetivo: Cruzar al 2026 respetando los propios límites y valorando lo construido.
1. Fase de Aligeramiento (Energía Aries - Días previos)
La Acción: En lugar de escribir una lista de deseos, escribe una “Lista de Peso”.
La Instrucción: Identifica 3 cosas (proyectos, compromisos o exigencias mentales) que sientes pesadas. Escríbelas en un papel. Reconoce que cumplieron su función, pero que no cruzarán el umbral contigo.
El Cierre: Rompe el papel. No con rabia, sino con la certeza de quien deja una maleta que ya no necesita cargar.
2. Fase de Enraizamiento (Energía Tauro - Nochevieja)
El Ambiente: Reduce la luz artificial. Usa velas o luz tenue.
La Cena: Elige un alimento de tu cena (una uva, un trozo de pan, un sorbo de vino) y dedícale 30 segundos de silencio total mientras lo consumes. Siente la textura y el sabor. ¿Difícil? Si mucho :) ¿Imposible? no
El Mantra: “Mi cuerpo es el límite y también el disfrute. Aquí estoy a salvo.”
3. Fase de Estructura (Energía Capricornio - Día de Año Nuevo)
La Acción: No hagas 12 propósitos. Elige solo UNO.
El Criterio: Debe ser algo que ya hayas empezado a construir, algo “sostenido”.
La Promesa: Escríbelo en una nota en tu móvil o agenda bajo el título: “Compromiso de continuidad”. La energía de Capricornio premia lo que tiene vocación de durar, no la novedad efímera.
A continuación, vemos cómo esta energía se despliega para cada signo.
